Siembra, densidad, cosecha, almacenamiento: todo lo que hay que saber sobre el cultivo de calabazas

A menudo se cultivan sobre un mantillo de plástico para controlar el crecimiento de las malas hierbas, la siembra directa en el campo se realiza cuando el suelo está suficientemente calentado y se ha descartado el riesgo de heladas (un punto importante porque las plantas de cucurbitáceas son muy sensibles a las heladas). Las semillas también pueden sembrarse en viveros y luego trasplantarse.

La densidad de siembra (o plantación) puede variar según la especie para este tipo de cultivo, pero generalmente se recomienda optar por una densidad de una planta/m². En la siembra, algunos cultivadores optan por sembrar las semillas de dos en dos, para tener una germinación segura y más homogénea. La siembra debe realizarse de Abril (a partir de Febrero en los viveros) a Junio. La germinación tiene lugar entre 3 y 8 días si las temperaturas son óptimas.

La labranza mecánica entre las hileras es posible al principio del cultivo, pero ya no puede hacerse cuando las plantas están bien desarrolladas, pues de lo contrario podrían cortarse las ramas de la planta.

Fertilización recomendada (u/ha): N = 120 P = 100 K = 200-250 (a ajustar en función de los residuos en el suelo de las parcelas).

La recolección se realiza entre 80 y 150 días después de la siembra, según la variedad, generalmente en agosto. Debe realizarse antes de las primeras heladas (pueden aparecer manchas en el fruto en caso de helada y se reduce la capacidad de conservación). La madurez del fruto puede estimarse a partir del comportamiento de la planta, que se vuelve amarilla y luego se seca de forma natural. Los tallos de las calabazas pueden cortarse con tijeras de podar unos días antes de la cosecha final para empezar a secarlas en el campo. Se recomienda el curado cuando se haya cosechado toda la fruta. Este paso mejora la vida útil y se realiza almacenando las calabazas de 10 a 15 días en un edificio calentado a 27/29°C con una humedad del 80%. Sin embargo, no se recomienda en el caso de los frutos pequeños (se pierde demasiada agua). Después de este periodo, el almacenamiento se realiza en una sala ventilada, entre 10 y 15°C y con una higrometría baja, del 60 al 70%.